domingo, 18 de diciembre de 2016

Personajes bidimensionales

Un personaje bidimensional es aquel que no solo presenta una personalidad más o menos definida, sino también una serie de características secundarias, gustos, objetivos e incluso uno o dos conflictos y sus acciones son determinadas por todo ello. Este tipo de personajes siguen siendo sencillos, pero tienen cierto grado de complejidad y se pueden adaptar fácilmente a una historia. Por lo general suelen mostrar una evolución notable, siempre manteniendo sus características base. Son personajes que pueden adoptar el rol de protagonistas y mover la historia ellos mismos.

Pese a que son personajes fáciles de escribir, no siempre son una buena idea ni casan con la historia que se quiere contar.

Buen ejemplo de personaje bidimensional

Joseph Joestar

Joseph Joestar es el protagonista del segundo arco de JoJo's Bizarre Adventure: Battle Tendency.


Tú próxima línea será: "¿Por qué demonios Joseph es un buen personaje bidimensional?"

Pues bien, Joseph tiene una personalidad definida, es un joven bromista, alegre, tramposo, algo arrogante, propenso a meterse en peleas, con muy poca vergüenza y respeto hacia las personas y pocas ganas de trabajar y algo tonto, pero astuto e ingenioso en las batallas. No es presentado como alguien perfecto al que absolutamente todo le vaya bien. Si bien ocurren ciertas conveniencias a lo largo de la serie, sus planes no siempre son tan buenos cómo hubiera querido y él se da cuenta de ello. De algún modo, es consciente de que el mundo en el que vive no es muy normal.Tiene objetivos claros, tiene que entrenar y dominar el Hamon para vencer a los Hombres del Pilar que están poniendo en peligro la vida de su querida abuela Erina y del resto del mundo. Joseph actúa y reacciona de acuerdo a sus características ya establecidas.


Pero no se limita sólo a eso, pese a su naturaleza alegre y despreocupada no se limita al alivio cómico y a salvar el día, sino que podemos observar cómo experimenta distintas emociones con gran expresividad a lo largo de la serie, lo vemos enfadado y tenso cuando la situación lo requiere, por ejemplo, cuando uno de sus seres queridos se ve amenazado, Joseph no duda en ponerse serio y patearle el culo al desgraciado que se ha atrevido a poner en peligro la vida de sus allegados, así como también lo podemos ver derrumbándose y llorando ante la muerte de su mejor amigo.


No es arrastrado por la historia y tampoco se queda estancado, sino que Joseph se adapta de forma adecuada y va evolucionando siempre manteniendo sus cualidades más definitorias, llegando a llevar el ritmo de la obra. Joseph no presenta una variedad de conflictos y a pesar de no recibir mucha profundidad, posee cierto grado de complejidad. Conocemos algo de su pasado y cuáles son sus motivaciones para hacer lo que hace, ya sea esforzarse y luchar por su amigo caído, por su abuela o simplemente por fardar. No es un personaje hecho para que te identifiques e insertes en él, pero sí para que simpatices con él y su rebosante carisma no deja indiferente a nadie. Todo esto lo convierte en un buen personaje bidimensional que se gana rápidamente la aprobación y el cariño de la mayor parte de los espectadores, siendo probablemente el personaje más querido dentro del fandom de JoJo's.


Si Joseph hubiera sido un personaje tridimensional, hubiera estado destinado al fracaso. En una obra como Battle Tendency, teniendo en cuenta la enorme cantidad de sucesos bizarros y poco creíbles que tienen lugar, esto sería infumable, con todas esas locuras el pobre Joseph estaría más perdido que el barco del arroz cuando de repente apareciera el Tercer Reich. En este caso, la tridimensionalidad habría perjudicado enormemente al conjunto de la obra, mientras que las dos dimensiones de Joseph casan perfectamente con el estilo satírico de la serie y la hace más ligera y digestible para todos.

Joseph, si bien no es el mejor personaje, es la clara prueba de que un personaje bidimensional no tiene porqué ser algo malo, a veces un personaje de este tipo se puede adaptar mejor a una obra que uno tridimensional, por más complejo y humano que sea éste último no siempre es una buena idea.

Arriverdeci!

Este blog puede ser leído, complementado con las partes de de los miembros del grupo Passione, aquí: http://aminoapps.com/page/anime-es/2470904/dimensiones-de-los-personajes-editando

martes, 6 de diciembre de 2016

¡Los teatros existen para animar a las personas!

Buenos días y gracias por pasaros a leer mi primer blog de proporciones titánicas.

"Cuando suena la vieja campana, la marea cambia su curso hacia el sur. Los cuervos aparecen y..."



Ficha Técnica


>Título: Shouwa Genroku Rakugo Shinjuu, Showa and Genroku Era Lover's Suicide Through Rakugo 



>Demografía: Josei

>Géneros: Histórico, drama

>Estudio: Studio Deen

>Número de episodios: 13 (sin tener en cuenta las OVAs y la futura segunda temporada)

>Temporada: Invierno 2016

>Fuente: Manga


Sinopsis

Durante los años 60 en Japón, un hombre ex-yakuza sale de prisión tras cumplir condena. Fuertemente inspirado y enamorado de la magistral representación de "El Shinigami" por el reconocido maestro de rakugo, Yakumo Yurakutei VIII, a la que asistió mientras cumplía sentencia y sin familia ni un lugar al que volver, decide ir en busca de Yakumo y pedirle ser su aprendiz. El Maestro nunca ha aceptado aprendices, pero la determinación y el enorme parecido del muchacho con su fallecido amigo, Sukeroku, lo deja sin más opción que acceder a tomarlo como aprendiz, otorgándole el nombre de Yotaro. Una vez acogido en casa del Maestro, conoce a Konatsu, hija de Sukeroku, y también el legado de éste.

Argumento y desarrollo

Pero Shouwa Genroku Rakugo Shinjuu no relata la historia de Yotaro, sino que es una obra introspectiva que se construye de forma sobresaliente alrededor de la búsqueda de Yakumo de su propio rakugo, la tragedia de Sukeroku, el hombre que una vez fuera considerado un genio del rakugo, y la lenta decadencia de este arte.


"Hay una promesa que hice con Sukeroku que quedó incumplida. Juramos que nosotros abriríamos un camino para la supervivencia del rakugo. Ninguno de nosotros podía hacerlo sin el otro. Es por eso que quiero que tú llenes este agujero. [...] Ahora quizá os pida que escuchéis otra historia. Sobre la promesa que hicimos él y yo juntos. Esta podría ser una larga noche. Preparaos."



Es con esta bonita e ingeniosa introducción que la serie nos lleva directamente al pasado, al pasado del octavo Yakumo. Relatado con una pasión vibrante, nos vemos sumergidos en un viaje de autodescubrimiento en el que Kikuhiko sufre una metamorfosis brutal. Siendo testigos del duro camino de Kiku desde que entra en el mundo del rakugo de forma forzada, la frustración al hacer algo que no disfruta y que no le sale bien y ver cómo se va quedando atrás mientras Sukeroki con su talento, avanza y avanza casi sin esfuerzo. Hasta que logra tocar con sus manos su propio rakugo y por fin puede dar todo de sí y sentirse agusto con ello, sentirse feliz haciendo su rakugo, mejorar y perfeccionarlo para así poder competir con el rakugo de Shin. Pero cuando las cosas parecían empezar a mejorar, todo va cuesta abajo, sin frenos, dejándonos una trágica historia.


La obra lleva un ritmo ideal. No es un drama forzado, sino que fluye suavemente con el curso de la historia y no es más que la consecuencia natural de las interacciones entres los personajes y los errores e irracionalidades propios de seres humanos cometidos por ellos. Retrata relaciones adultas con seriedad, sin adornos ni brillos. Al igual que representa fielmente lo que es el amor, dependencia, toxicidad, muerte y suicidio y el resultado de una combinación tan explosiva como esta.

"Si siempre dependes de otras personas, serás inútil cuando te dejen."


Conocéis el recurso del "muestra, no cuentes", ¿verdad? Pues Showa Genroku lo aplica de forma fenomenal. No te bombardean con información y explicaciones eternas e innecesarias. ¿No sabes qué es el rakugo? Bien, pues la serie, de forma natural, te lo va descubriendo con el curso de la historia y se despejarán todas tus preguntas. Ya puestos, las obras de rakugo representadas son piezas claves en la construcción de los personajes y la historia. Y lo que puede ser la parte más aburrida para los más convencionales, es en realidad un verdadero torrente de emociones y calidad, siendo éstas auténticos portales a la mente de los personajes. Obras como "Shibahama", "Shinigami" y "Nozarashi" cobran gran importancia, las dos primeras porque marcan el cénit de la evolución de nuestra pareja protagonista y en ellas se puede notar todo lo que cargan a sus espaldas, la tercera por ser un elemento significativo y recurrente durante toda la serie y que dará pie a muchos de los sucesos más sustanciales.


"El erotismo viene de los defectos."

Y es que Rakugo es eso, erotismo en su máximo exponente.

Me parece de lo más absurdo penalizar una obra de semejante calibre por el hecho de que se dejan algunas cosas menores en el aire, pues es sólo la primera temporada, sólo ha asentado los cimientos del titán, aún queda mucho por ver, mucho rakugo por escuchar y muchas emociones por sentir que probablemente se dé en la segunda temporada que es encuentra a la vuelta de la esquina.


Personajes


Kikuhiko Yurakutei



Es el octavo Yakumo de la familia Yurakutei y actualmente es el único maestro de rakugo sobreviviente. Perseguido por el fantasma de su fallecido amigo y rival, Sukeroku.


Al principio de la historia se nos presenta como un niño tímido, serio y obediente al que llaman Bon, que bailaba en una casa de geishas, atormentado por no haber nacido mujer, hecho que despertaba actitud de condescendencia y burla.
Debido a una lesión en la pierna que le impedía seguir bailando y por la cual debe ayudarse de un bastón, se vio obligado a ser aprendiz del maestro de rakugo Yakumo Yurakutei VII, un arte que ni siquiera le gustaba. Pero todo empieza a cambiar cuando conoce al alegre Shin, quien repercute fuertemente en su vida, y su única opción para poder seguir allí es hacer rakugo.


"Continuaba con ello para poder seguir viviendo allí, pero ¿cuánto tiempo podría mentir sobre mis sentimientos? En aquel momento, no tenía la más mínima esperanza por el futuro."


Con un nuevo nombre dado por su maestro que lo cualificaba para dar actuaciones, Kikuhiko, y frustrado por la aparente imposible tarea de encontrar su lugar y hacer buen rakugo, practica hasta la saciedad e intenta imitar un rakugo natural como el de Shin, acumulando solo más y más decepciones.

"Creo que no estoy hecho para el rakugo."


Kiku podría ser fácilmente descrito como un zorro. Es inteligente, astuto, de afilados ojos y andrógina apariencia. Delicado, reservado, elegante y responsable. Con muchas inquietudes, inseguridades, defectos y miedos. Se siente inseguro e inferior al compararse constantemente con su mejor, único y verdadero amigo, al que admira y quiere sobre todas las cosas.



"Primero, empecé a odiar el rakugo por Shin-san... Pero también empecé a amarlo por él."


En la desesperada búsqueda de su propio rakugo y su motivo para continuar con ello no deja de cuestionarse e infravalorarse, por qué hace rakugo, por qué Sukeroku consigue casi sin esfuerzo lo que él con años de duro trabajo ni siquiera alcanza a lograr, cuál es su propio rakugo, por qué no olvidar y dejar esta profesión que tanto le atormenta...



"Pero... ¿para quién es mi rakugo?"

Sukeroku Yurakutei


 

Conocemos a Shin como un simpático, extrovertido y despreocupado niño, sin hogar que ha sido criado por un viejo hombre en un teatro, de quién aprendió el arte del rakugo. Con un talento aplastante para hacer rakugo, un rakugo especial, popular, de la gente de la calle, consigue el testarudo séptimo Yakumo lo acoja como aprendiz junto con Bon.

Y es la alegría, despreocupación y pasión de Shin que tanto contrastan con Bon lo que calma, inspira y ayuda a éste. Formando un muy fuerte lazo de hermandad que ni la mayor de las peleas podría romper.


"Bon, primero, tienes que empezar a sonreír."

El Maestro le proporciona el nombre de Hatsutaro y empieza actuar en teatros, donde se siente como pez en el agua. Popular e inocentón, también es infantil, descuidado, vago e irrespetuoso con sus superiores, incumple las normas establecidas por la Asociación de Rakugo y se gasta el dinero en alcohol, dependiendo del cuidado de Kiku. 



Aún así es él quien da vida a Kiku, él es su máximo apoyo, quién siempre está ahí, pone todo de su parte y le da consejos a la hora de encontrar su propio rakugo y que se convierten en algo vital para las difíciles decisiones que tomará Kiku para encontrar su lugar en el mundo.

"No puedes hacer rakugo sin otras personas alrededor."



Su cercanía, desvergüenza, atrevimiento y el amor tan puro que siente por el rakugo hace que se gane rápidamente el afecto del público y es considerado un auténtico genio.

"Es solo que... Amo el rakugo. Esa es la única razón por la que lo hago. Eso es todo.  [...] En un mundo que rebosa entretenimiento, quiero crear un camino para que el rakugo sobreviva adecuadamente."



Pero es también este torbellino de cualidades y emociones los que allanan el terreno para la tragedia de su vida.

Miyokichi



Miyokichi trabaja como geisha y es una mujer bella, decidida y egoísta, dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de conseguir lo que quiere, sin importarle tener que manipular a otros si con ello consigue lo que busca: un hombre que la ame y a quien poder amar sin tener que preocuparse ni prestar atención a nada, sólo dedicar su vida a él.




Está fuertemente enamorada de Kikuhiko, llegando a un punto de la serie en que se torna enfermizo. Su personalidad avasalladora contrasta con el compuesto Kikuhiko. No le gusta el rakugo en absoluto, pero va a las representaciones de su amado Kiku y el hecho de que el rakugo sea la prioridad de este provoca en Miyokichi un terrible odio a dicho arte.
 

"Sukeroku: No te gusta el rakugo, ¿eh?
Miyokichi: Sí... Preferiría por mucho ver una película. Eso es cosa para viejos. Voy a verlo porque amo ver a Kiku-san hablar. Eso es lo que significa estar enamorado. Soportaré cualquier cosa por Kiku-san."




Es la encarnación de la pasión y de la locura de la juventud. Su aparición incluye el toque amoroso en la serie y es el principal detonante de la cadena de sucesos que acaban inevitablemente en tragedia.



Ella es aparentemente fuerte, pero en realidad está rota por dentro, ha sido acribillada numerosas veces y cada vez que todo parece ir bien, todo se tuerce acabando en desgracia para ella. Hasta que al final, queda tan herida que su percepción de la realidad y la vida se retuerce, toca fondo y presa de la desesperación y la necesidad busca amor y poder depender de alguien, aún si para ello tiene que arrastrar a terceros.


"Me vengaré. Quizás muera y te persiga... [...] La próxima vez que te vea será en el Infierno."

Yakumo Yurakutei VII



Es el séptimo Yakumo y fue maestro de Bon y Shin, a quienes crió como si fueran sus hijos y más tarde les dio el nombre de Kikuhiko y Hastutaro respectivamente.
No le suelen dar importancia a este personaje, pero en realidad es un pilar fundamental en el desarrollo de nuestros protagonistas y, sobre todo, de Kikuhiko y su rakugo y es el detonante de Sukeroku. Apoyándolos y ayudándolos a seguir sus propios caminos, siempre siendo estricto, formando unos fuertes lazos.

"¿Piensas que no tienes talento? Por supuesto que lo tienes. Eres mi hijo."


 Pero el Maestro no es una persona exenta de defectos y sus preocupaciones no se limitan únicamente al rakugo de sus aprendices. El peso que supone llevar el nombre de Yakumo Yurakutei a su espalda, al tener esa horrible sensación de haber vivido a la sombra de su prestigioso nombre y lo difícil que le supone darle dicho nombre a alguno de sus hijos y especialmente su relación con Shin, al estar éste estrechamente ligado con una persona que marcó la vida de Yakumo en el pasado. Es terco, lleno de remordimientos y arrepentimientos enterrados en lo más profundo de su ser de los que intenta huir, relacionados con su vida pasada y cómo consiguió su nombre.

"Yo de verdad soy un hombre débil. Un hombre pecaminoso, incapaz de perdonar a otros."

Konatsu

Es una mujer increíblemente fuerte, hostil, temperamental y desconfiada, fruto de su duro pasado. Es hija de Sukeroku y Miyo y fue adoptada por Kiku, con quién lleva una relación bastante tensa y a quién siempre lleva la contraria y culpa de la muerte de sus padres.

"-¿Quién te enseñó a ser tan ruin?

-¡Papá lo hizo! [...] No te preocupes. No puedo marcharme. Porque algún día te mataré.

-¿Y quién te enseñó a hablar así?

-Mi madre.

-Mátame entonces. Me sentiría mucho mejor."


Cuando era niña estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por su querido padre, trabajando y haciendo todo lo posible para ayudarle y conseguir dinero. Y fue por su padre, que su amor por el rakugo floreció. Ella adoraba el rakugo y siempre ha querido dedicarse a ello, pero siempre encontrándose con limitaciones por ser mujer y porque su madre no lo soportaba. Hecho que da lugar al profundo odio y frustración que siente y la deja muy marcada.

"Yo de verdad no quería nacer mujer."



En el lapso de tiempo que transcurre en la serie, podemos ver a una Konatsu mucho más adulta y firme y que mantiene su pasión por el rakugo y su padre.

"No quiero que la sangre de Sukeroku se extinga."

Yotaro


Es un ex-carcelario que anteriormente llevó una vida de crímenes al servicio de su jefe que lo acogió y cuidó. Pero comienza una nueva vida cuando conoce a Kikuhiko y se convierte en su aprendiz en el arte del rakugo. También conoce a Konatsu, con quien establece una estrecha relación, siendo como hermanos.

Tiene una personalidad bastante decidida, infantil, sincera y despreocupada, esto hace que el Maestro lo asocie con su difunto amigo, con el que comparte bastantes rasgos. Y es la actitud dejada de Yotaro la que hace que al Maestro le persiga el recuerdo de Sukeroku y el sentimiento de culpa, pero a la vez es el toque que Kiku necesita para no tocar fondo.

Adora a su Maestro y a su rakugo, así como al de Sukeroku y busca fervientemente su propio rakugo con la ayuda de Kiku.



"Te admiro más que a nada. Ha arraigado en mi, no puedo cambiarlo ahora. No hay manera de que pueda hacer rakugo como tú, sin embargo, creo que estoy más cerca del rakugo de Sukeroku. Pero, no tengo ni idea de si eso es lo que quiero hacer. Así que quiero estar a tu lado. ¡Por favor! ¡Déjame estar cerca de tu rakugo!"

Setting

SGRS está ambientado en Japón durante la era Showa (1926-1989). No todos los animes históricos consiguen crear una buena réplica del escenario real en el que se basan, pero Rakugo sobresale en ese aspecto. Cada detalle, por pequeño que sea, aporta mucho a la hora de establecer la ambientación.


Se puede respirar el aire del Japón más tradicional y también notar cómo se va desvaneciendo ese ambiente tradicional junto con la decadencia del rakugo que va siendo sustituido por una atmósfera más moderna durante el período de post-guerra.


En ningún momento se malgasta tiempo en dar innecesarias explicaciones sobre todo lo que pasa, por ejemplo, el que se esté gestando durante la historia la Segunda Guerra Mundial. Nos suministran la información justa y necesaria, de forma sutil y con cuentagotas mediante la introducción de determinados elementos, a partir de los cuales puedes entender todo el concepto que se desarrolla componiendo un marco exquisitoLa serie es una obra madura y no subestima a la audiencia.

Y es aquí donde entra de nuevo el recurso de "muestra, no cuentes". A partir de pequeños extractos de diálogos que parecen no tener mucha importancia y el uso de elementos como casas de geishas, rakugo, yukatas, shamisen o jazz y con una cantidad mínima de cultura general, puedes ordenar y entender todo.


Tenemos, por ejemplo, el bar Tennessee al que acuden varias veces los personajes. Solo con ver el nombre que comparte con el estado de Tennessee, ya podemos discernir que es un bar con una muy clara influencia americana. En él, artistas tocan jazz y la gente acude ya, no con la ropa tradicional japonesa, sino moderna, lo que nos muestra, junto con la última conversación que mantienen allí Kiku y Shin, sin necesidad de ninguna tediosa explicación, cómo Japón se está "occidentalizando" y el fuerte impacto que ha supuesto la guerra y la llegada del gigante americano al país del sol naciente.


Arte

Rakugo no es ninguna superproducción de Madhouse con un presupuesto con más ceros de los que caben en la pantalla, ni tampoco es la adaptación de un manga de fama internacional ni con una enorme legión de fans detrás. Es una modesta adaptación de un precioso y, por desgracia, bastante desconocido manga de Haruko Kumota por parte de Studio Deen, que no es precisamente el estudio con el mayor y mejor currículum. De hecho, da miedo que sea este estudio quien se encargue de esta obra. Pero a pesar de lo dicho anteriormente, la animación y todo lo que le concierne son otra muy grata sorpresa. 

El diseño de personajes es bonito, sencillo y muy realista, acompañado por una exquisita paleta de colores cuidadosamente elegida en la que predominan los tonos otoñales y grises que no desentonan con la temática. Todos tienen características propias de la época y el lugar en que se desarrolla la obra, pero siempre manteniendo su individualidad que los hace reconocibles. Lo que es un gran punto a favor y teniendo como resultado un conjunto espectacular.


Los fondos cuidados y minuciosamente detallados forman un agradable contraste con la sencillez de los personajes, quedando en completa armonía. Y son un plus a la hora de crear el ambiente de la obra, puedes sentir como si te trasladara al pasado y casi respirar el aire del Tokyo de hace setenta años.





El juego de luces es absolutamente maravilloso. Probablemente el mejor manejo de luces y sombras que haya tenido el placer de ver. Y no es ninguna exageración. Pues se puede notar la calidad infinidad de veces durante el anime. Por ejemplo, cuando Bon y Shin después de su encuentro y de salir de la casa de baños están sentados bajo la sombra de un árbol, obviamente el árbol no da una sombra perfecta y absoluta, sino que hay huecos por los que pasan los rayos de luz y se reflejan en la pared y los cuerpos de los personajes, lo que está a la sombra está más 'oscuro' y los edificios proyectan su propia sombra en la dirección correcta, mientras que se puede distinguir el contraste con los lugares iluminados por la brillante luz del sol. Otro ejemplo, es el reencuentro de los protagonistas tras la guerra, que se da durante una puesta de sol. Por muy simple que pueda parecer esto, pocas series se esfuerzan por llevarlo a cabo y menos aún lo consiguen con semejante maestría.




La dirección de Mamoru Hatakeyama (Shinichi Omata) es sublime y lleva el anima a otro nivel. Este señor debería de dirigir más obras. Uno de los aspectos más bonitos y cruciales en los que el apartado técnico juega un gran papel es en las actuaciones. Cuando los personajes hacen rakugo, se utilizan técnicas muy interesantes y se van alternando con gracia distintos tipos de planos, poniéndonos en situación y mostrando sin necesidad de palabras. Las gotas de sudor que caen, cómo tiembla el personaje y se retuercen las manos, cómo mueven los pies, las expresiones faciales, los gestos y maneras. Todo esto necesita fluidez y ser bien manejado, de lo contrario, el resultado sería catastrófico. Pero nuestro amigo Hidetoshi Namura se encarga de que todo esto se logre de manera majestuosa y no puedo más que estarle eternamente agradecida a él y a todo el equipo por haber llevado tan bien un proyecto tan difícil.




Por supuesto, hay algunas inconsistencias, que se pueden encontrar de vez en cuando en los planos generales, en los que los personajes son simplificados quizás en demasía, esto está presente sobre todo en el primer episodio, luego se va haciendo mucho menos frecuente. Pero esto no perjudica la experiencia en absoluto, son detalles tan mínimos que no estropean el ambiente creado.

Sonido

Este es uno de los apartados más críticos, pues es esencial una voz buena, expresiva, versátil con capacidad de transmitir y hacer sentir al ser el rakugo un componente principal de la obra. Y es precisamente aquí, donde el anime despunta de manera espectacular. Un elenco de legendario y veterano seiyuus con un impresionante currículum a sus espaldas que dotan de gran expresividad, viveza y pasión a los personajes. Todos los seiyuus son dignos de mención, pero especialmente los de los tres protagonistas hacen un trabajo más que excepcional: Akira Ishida poniendo voz a Kikuhiko, Kouichi Yamadera como Sukeroku y Megumi Hayashibara dando vida a Miyokichi.

La OST es muy apropiada, en ningún momento desentona, está compuesta por canciones de lo más variadas ambientadas en las cambiantes corrientes de la era Showa y cabe destacar lo bien utilizadas que son.

Desde canciones ligeras y tranquilas que transmiten una sensación de melancolía y añoranza por los tiempos menos turbulentos, a la tradicional música de shamisen para abrir las representaciones en el teatro y la percusión que se va acrecentando en los momentos de mayor tensión y suspense hasta alcanzar ritmos frenéticos que resultan clave para el desarrollo de la serie, pasando por sonidos armónicos proporcionados por un lejano instrumento de viento y canciones más llamativas a ritmo de jazz.


El opening, Usurai Shinjuu, es la viva definición de la palabra 'erotismo'. Cantado por la seiyuu de Miyokichi con una voz seductora casi en susurros. Con una letra que, si la interpretamos como si fuera cantada por la misma Miyo, cobra muchísimo más sentido y aporta una enorme dosis de calidad a la ya de por sí excelente serie.

 "... Pero, ¿quién fue... el que me convirtió en este tipo de mujer? ¿Sabes? He estado esperando que fueras detrás de mí todo este tiempo. Nos hemos encontrado después de tanto tiempo, ¿pero no vas a hacer el amor conmigo? [...] Echa un buen y atento vistazo a esta mujer que ha sido corrompida hasta la médula..."


Visualmente, es precioso, fluido y detallado. Aparecen elementos aparentemente estéticos y triviales, pero que son de gran importancia, véase las imágenes con un efecto negativo en las que se puede ver a Konatsu sola de espaldas y a ésta cogida de la mano de Kikuhiko, el abanico con los kanjis de Sukeroku escritos o incluso el pez que aparece nadando.

 El opening es, en conjunto, una alegoría a esta amarga y cruel historia. 


El ending -Kawa, Taredoki- es, literalmente hablando, una puesta de sol y una suave brisa que acaricia nuestros agitados corazones tras las emociones vividas en el episodio y que da el golpe de gracia. Es una pieza instrumental donde piano, trompeta y una delicada percusión se unen creando un tono jazz, apacible y envolvente, acompañado de escenas relacionadas con el teatro y el arte del rakugo, mostrando al final un plano de nuestros personajes principales que van siendo sustituidos progresivamente por franjas de colores que acaban conformando un telón de teatro.




Conclusión

Los personajes son multidimensionales con ciertos grados de complejidad, defectos, motivaciones, miedos y aspiraciones. La animación es bastante buena, el diseño de personajes es realista, la paleta de colores tenues mejora la experiencia aún más si cabe, los fondos son un auténtico festín para los ojos y el apartado sonoro es magnífico y cumple su función con creces. Una historia que te envuelve y atrapa por completo, que te mantiene con el alma en vilo, encandilado frente a la pantalla de principio a fin con un manejo de sus géneros y un desarrollo impresionantes. 



¿Es este final suficiente para ti?

Gracias por leer. Todas las críticas son bienvenidas.