miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sobre Mamoru Oshii y Mobile Police Patlabor


Después del estreno de Tenshi no Tamago, Mamoru Oshii no había recibido ninguna oferta de trabajo hasta que un pequeño grupo de artistas llamado Headgear le propuso unirse a la corporación como director. Una vez que estuvo el equipo al completo, pudo ponerse en marcha la producción de un curioso proyecto cuyas bases llevaba varios años trazando el miembro Yuki Masami y que llevaría el nombre de Patlabor.

En la década de los ochenta, el género Mecha seguía gozando de su época dorada, el aclamado Mazinger y sus discípulos por el lado del Super Robot y Mobile Suit Gundam junto con la estela de semillas que sembró su inesperado éxito por el del Real Robot. Sin embargo, Headgear buscaba alejarse de lo convencional y ofrecer algo distinto e innovador usando estos mismos elementos.

Así, Oshii se abrió paso a un nuevo terreno dentro del campo de la ciencia ficción y comenzó a tejer el mundo de Patlabor incorporando las ideas de los demás miembros. Optando por representar el futuro de una forma más cercana, nos trasladamos a Tokyo durante la década de los noventa, la tecnología florece a una velocidad vertiginosa y este progreso ha facilitado la creación de grandes robots pilotados por personas orientados a la construcción que responden al nombre de Labors y cuyo empleo se ha extrapolado a casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Patlabor es una obra que narra las aventuras y desventuras de la Unidad 2 de la Segunda División de Vehículos Especiales del cuerpo policial sin mayores pretensiones.


Y en 1988 ve la luz el primer título: la serie de 6 OVAs Mobile Police Patlabor que Mamoru Oshii dirigió e hizo el storyboard. Con tono humorístico, lejos de enfocarse en los mechas como era habitual en la época, es una historia de cómo las personas se adaptan a un mundo en constante evolución en el que las nuevas tecnologías van ganando cada vez más terreno. La trama gira alrededor de los personajes y sus peripecias, que presentan características y peculiaridades únicas conformando un elenco en extremo simpático que desprende humanidad y cuya calidez contrasta con la frialdad que transmiten las máquinas que lo rodean.

En el transcurso de la serie el afamado director hace uso del slapstick, rompe la cuarta pared y parodia distintos tropos de la ficción japonesa mientras explora de forma amena diferentes problemas relacionados con la tecnología que acechan a la sociedad como el terrorismo y el calentamiento global.

A esta le siguieron la serie de 47 episodios Mobile Police Patlabor: On Television para la que Mamoru ejerció de guionista, que continuó desarrollando la premisa de la primera serie con su característico tono divertido, y los dos largometrajes estrenados en 1989 y 1993 que se convertirían en los mejores títulos de la franquicia y serían de vital importancia en la carrera del afamado director.

Estas películas le dieron a Oshii la libertad de dotar a la franquicia de mayor complejidad y de recoger los interesantes temas expuestos en las OVAs y profundizar en ellos con un carácter mucho más maduro y apegado a la vertiente cyberpunk, estilo que se convertiría en su más reconocible marca de identidad.

En Mobile Police Patlabor: The Movie forma y desarrolla su propia filosofía a la hora de crear una obra. Esto es, primero elaborar el mundo y comenzar el largometraje con una secuencia de acción, aparentemente sin mayor relevancia para la trama, cuya importancia se va revelando paulatimente y anticipa un gran suceso. Segundo, construir con calma y mucho cuidado la trama y la tensión a lo largo del filme para finalmente culminar con la auténtica acción de una forma espectacular.


En estos dos largometrajes, Oshii recupera las referencias y simbolismos religiosos, desde el Arca y el proyecto Babilonia hasta los pasajes biblícos que proporcionan pistas para resolver los misterios, y bebe del cine negro para erigir un thriller de fuertes intrigas políticas basado en la realidad. Y es que comparte muchas características con los problemas y las políticas de nuestro mundo. Además, el tratamiento de temas que aún a día de hoy tenemos tan presentes como la mala gestión de los altos mandos, el inminente colapso de la humanidad y la Tierra, el fanatismo y la amenaza terrorista y tecnológica proporcionan a las críticas que realizan estos filmes un carácter atemporal. También cabe destacar el hiperrealismo que Mamoru pone en práctica en Patlabor, lo que subraya la vibrante humanidad de las cintas y apoya el tono crítico que estas adoptan.

La críptica dirección y seriedad de estos thrillers es equilibrada con sutiles dosis de comedia que mantienen la esencia de las series originales. Pero poco a poco su obra se va tornando más oscura y va dejando entrever cada vez más los intereses y preocupaciones de Mamoru reflejados en sus películas. Dicha transición se hace notar especialmente en Patlabor 2, abogando con mayor fuerza por entregar una historia sólida y que nunca pierda la calidad y cualidad que la hace interesante frente al entretenimiento puro y efímero, algo que se traduce, por ejemplo, en la notable menor participación de los mechas y la práctica ausencia de enérgicos combates.


Finalmente y como contrapunto a sus últimos proyectos, en 2002 se estrena Patlabor Minimum, la última colaboración de Oshii para la franquicia hasta el presente y una muy fuera de lo común. MiniPato está conformado por tres cortos de carácter autoparódico y con una animación atípica que simula el teatro de marionetas, una apuesta de lo más curiosa que cierra, al menos de forma temporal, un largo capítulo de la vida de Mamoru Oshii y da paso a una nueva era.

Este blog también puede ser leído junto al resto de aportaciones de mis compañeros de Yūgen aquí: http://aminoapps.com/page/anime-es/5176835/analisis-sobre-la-carrera-de-mamoru-oshii