jueves, 26 de octubre de 2017

Harem End | Mórbida tergiversación de una fantasía



En primera instancia, Harem End podría parecer una colección de historietas autoconclusivas que giran vagamente alrededor de un tema en común y que tanto gustan a Shintaro Kago, pero esta vez se podría decir que apuesta por una línea argumental fija. Este título nos presenta a Itou Seita, el chaval más vulgar y genérico que podamos imaginar, que tras su primer día de universidad se encuentra en una situación que desafía por completo su imaginación, rodeado de cinco chicas deseando estar con él.

El harem, un género ampliamente conocido y explotado hasta la saciedad. Hasta ahora nada fresco y original. La amiga de la infancia, la rubia tsundere, la hermana pequeña para aquellos que prefieren el incesto y las lolis, la chica denpa-enki y la joven adulta prometida conforman el elenco principal de este curioso manga. Para gustos, colores y extravagantes personalidades donde elegir. Desde luego, algo imprescindible un protagonista beta en el que insertarnos y ver cumplidas nuestras fantasías más descabelladas, ¿qué podría ir mal y convertir esta situación de ensueño en una auténtica pesadilla?


Olvidamos que se trata de Shintaro Kago y su estilo es ligeramente diferente a la norma. La respuesta que el mangaka ofrece es bastante sencilla a la par que siniestra: que las mujeres que se han colado en su vida y apartamento no sean ni más ni menos que las chicas de Harem End, un grupo que, atendiendo a las peticiones de chicas con sed de venganza que han sufrido a manos de hombres, se dedica a investigar y acorralar a los agresores con sus encantos, fingiendo un interés amoroso para acabar descuartizándolos mientras estos se retuercen de placer. Una peculiar premisa fuera de lo común en un género subordinado a nuestros instintos más básicos en el que el limitarse dentro de la zona de confort es la tónica predominante. Un enfoque fresco al género harem, un campo sin explotar dentro de esta categoría tan repetitiva, ¿pero logra ejecutarla con brillantez?

Algunos valientes llevados por la emoción del momento se atreverían a etiquetar a esta obra como una deconstrucción del género harem, pero evitemos introducir nuestras pezuñas en un terreno tan pantanoso como ese de forma innecesaria. Se trata más bien de una subversión, una vuelta de tuerca muy interesante en la que por primera vez no desearíamos estar en el lugar de alguno de los personajes, en el que el mero hecho de cruzarse con alguien podría suponer la muerte, por muy atractiva que esa persona pueda resultar. A raíz de uno de sus encargos, el camino de este peligroso harén conecta a su vez con una historia paralela repleta de perversión y cinismo sobre una actriz de voz y un misterioso estudio de animación, el cual a grandes rasgos se dedica a producir series que consisten en stop motion utilizando cadáveres como títeres, que da un giro espeluznante a la cultura pop.

Curiosamente, aunque el nivel de disposición de morbo y perversión es alto, el grado de auténtico exhibicionismo es mantenido al mínimo para lo que Kago nos viene trayendo. Apostando en un principio más por una trama, que por el morbo en su estado más puro e insustancial. No obstante, esto no quiere decir que la historia sea bien llevada, pues pese a que la idea base de la que parte es bastante buena, es ejecutada de forma poco satisfactoria con un resultado mediocre que termina desviándose por otros derroteros.


Divertida e ingeniosa, Harem End empieza con muy buen pie hasta que pronto se ve arrastrada a un vórtice de narrativa y ritmo caóticos y la consistencia vuela por los aires. La transición entre los distintos capítulos y perspectivas es torpe y confusa, tal que el torbellino parece saltar de un lugar y tiempo a otro de forma totalmente arbitraria y entra en un bucle de giros argumentales. La pérfida gracia de la sátira se pierde entre las ráfagas de exposición desmedida y pesada sobre algunos aspectos de la industria del manganime, aunque estos son por demás interesantes y por azar logran conectarse con la trama que nos ocupa.

El dibujo en general es poco destacable, abundan los fondos blancos, trazos simples y rápidos y diseños básicos y estereotipados, acaso cercano a lo infantil y caricaturesco que dista mucho del desagradable realismo que llega a alcanzar en las escenas que merecen un mayor nivel de grotescos detalles. Aunque el dibujo está lejos de alcanzar la madurez y el asombro de sus dementes ilustraciones, ofrece una lectura mucho más dinámica.

En cuanto a los personajes, básicamente estos son las encarnaciones de los típicos arquetipos que plagan la ficción, japonesa o no, hoy día. No obstante, esa no es más que una máscara que cubre sus verdaderas identidades, que en general siguen la misma línea de pensamiento y actuación con ligeras variaciones: un brutal sadismo sin mucho que lo respalde ni enriquezca. Sin embargo cabe resaltar a Unabara Nagisa, cuya imagen y rol inicial es la de ser la típica tsundere, pero sufre una pequeña evolución y recibe algunas pinceladas de trasfondo. Planta cara a su pasado y se rebela contra su papel de sumisa, dispuesta a fortalecerse y remediar su torpeza y su miedo para poder convertirse en un pilar confiable de Harem End y salvar su vida. Finalmente se podría decir que es la auténtica protagonista por sobre sus compañeras y es con sus acciones con las que podemos llegar a empatizar más… Hasta que de un plumazo este desarrollo es derribado. La rebelión no es más que parte del espéctaculo y de forma abrupta y accidentada cae el telón sobre un escenario repleto de marionetas que ciegamente creyeron luchar por su supervivencia en un intento fútil de ser dueños de sus propios destinos en un macabro carnaval de muerte.

Como agregado, este tomo cuenta con una pequeña serie de historias cortas de carácter mucho más cómico y ligero que raya lo absurdo, que no dan mucho más de sí.

En definitiva, Harem End presenta una premisa intrigante y fresca, pero no cumple por completo como buena parodia y sátira, pues sus ideas no son bien desarrolladas y pierde su foco, descuidando sus temas para recrearse con gusto en un disparatado festival gráfico de sangre y venganza. Con todo y con eso, Harem End sirve como una lectura rápida e inusual con una descarada dosis de humor negro para escapar un poco de la monotonía y es una opción más accesible y ligera para los que deseen adentrarse en la obra de Shintaro Kago y el extraño terreno del ero-guro.

Este blog también puede ser leído junto a los comentarios del resto del grupo Yūgen aquí: http://aminoapps.com/page/anime-es/8628921/grandes-exponentes-del-ero-guro-shintaro-kago-uziga-waita