sábado, 3 de junio de 2017

Emociones a flor del papel: Sayonara Sorcier

Nos remontamos a finales del siglo XIX en París. En una época extremadamente conservadora en la que el arte está reservado para las clases más pudientes y todas las puertas están cerradas a los artistas independientes, bohemios, de calle. La prestigiosa compañía Goupil & Cie. tiene el control del comercio del arte y dicta qué es arte y qué no lo es, quién lo puede crear, quién lo puede apreciar, qué es talento y quién puede entrar a una galería o exhibición de ello. Dentro de ésta se encuentra un comerciante con unos ideales muy distintos que se oponen por completo a la ortodoxia imperante en Goupil & Cie., Theodorus van Gogh.


Pese a desconocer lo qué pueda haber detrás de dicho personaje, con sólo leer su peculiar apellido es inevitable no relacionarlo con el famoso pintor Vincent van Gogh. Y no es un razonamiento desencaminado. Bien es sabido que las enigmáticas vidas de las celebridades que han pasado a la historia por unos motivos u otros siempre han sido algo que ha despertado mucho morbo y sido objeto de incontables especulaciones y teorías. Figuras ahora tan lejanas y trascendentales que han logrado vencer al demoledor paso del tiempo como es el caso de Vincent van Gogh es la fuente de inspiración para este curioso manga de apenas dos volúmenes de extensión, que no se trata de una estricta biografía del artista, sino de una singular interpretación de ésta que da rienda suelta a la imaginación de la autora, Hozumi, para ofrecernos una obra fresca e interesante.

La mayor parte del primer tomo se centra en establecer el escenario, refleja la situación y la sociedad parisina de la belle époque e introduce a los personajes, que reciben la caracterización justa y necesaria, y los conflictos. Con un ritmo tranquilo, pero firme prepara el terreno para el espectáculo que sobreviene a la par que realiza una crítica social a través de la actitud satírica de Theodorus.

Recorremos las calles de París, desde el cabaret Le Chat Noir a la catedral de Notre Dame, bebiendo absenta y encontrándonos por el camino a conocidos personajes de la escena parisina como Henri de Toulouse-Lautrec y Jean-Léon Gérôme. Somos testigos de la sociedad fuertemente estratificada, del contraste entre la amplia percepción y los valores hacia los que tienden los artistas bohemios y el pueblo y la rigidez de la alta burguesía, de la brecha y la tensión entre ambos grupos. Siendo los primeros considerados indignos de apreciar el arte y el genio. Todo esto combinado con un diseño que, si bien algo idealizado, resulta más que adecuado, prestando especial atención a la vestimenta propia de la época y a la fidelidad con la que es retratada la construcción de la antigua ciudad. Logra una ambientación más que buena que no sólo favorece la inmersión del espectador en la obra, sino que también aporta mucho a la caracterización de los personajes.

"Dibujando para la vida". Ese es el sentimiento que me transmite...

A diferencia de lo que solemos acostumbrar no es el pintor de renombre sino su prácticamente desconocido hermano pequeño, Theodorus, quien encarna el papel protagonista. Y más que centrarse en ser meramente una oda al arte, utiliza este elemento clave como catalizador del desarrollo de los personajes. Pues los personajes son el alma de la historia.

Por un lado, Theodorus. Inteligente, elegante, carismático, manipulador, osado y popular. Con un buen ojo para el arte y una visión adelantada a su época, que desea revolucionar el mundo del arte con el talento de su hermano mayor y que todos puedan acceder a él, destruyendo en su lucha el arraigado sistema del academicismo desde dentro y disfrutando de ello. Por otro, Vincent. Despreocupado, desenfadado, desconocido e inconsciente de la magnitud de su talento. Sin grandes ambiciones, sólo desea pintar y ser feliz con su hermano y vive el día a día con la alegría y la inocencia de un niño, apreciando las pequeñas cosas.

"No hay restricciones en dibujar cosas espléndidas y emocionales. Esas cosas son fácilmente comprendidas. Es por eso que capturan los corazones de la gente. Ellos verdaderamente capturarán los corazones de las personas incluso después de cien años."


No es una obra en exceso ambiciosa o al menos no tanto como pueda aparentar, pero no por ello va deambulando sin rumbo. Si bien al principio puede dar la impresión de que será muy apresurada o su mal ritmo sentenciará su condena, se adapta sorpresivamente bien a su reducido formato. La acción queda relegada a un plano secundario y la pasión se convierte en la estrella para sumergirnos de lleno en una exploración del interior de esta antitética pareja de hermanos. Cuya estrecha relación está fundamentada en la devoción que Theo siente por Vincent y la ciega confianza que Vincent deposita en su hermano pequeño. Se alimentan y complementan el uno al otro, proporcionándose entre ellos un propósito en la vida. Pero se nos irá desvelando gradualmente que en el fondo no es tan idílica como aparenta.

Ciertas conveniencias y la actitud de Vincent ante determinadas situaciones, que por momentos casi parece rozar la memez, llegan a restar un tanto de credibilidad a la obra en escenas de gran importancia como es el caso del secuestro y algún que otro suceso menor parece no ser necesario. La ejecución en un par de momentos que requieren mayor acción, energía y dinamismo es algo "torpe", fruto de la poca experiencia de la autora, especialmente a la hora de manejar este tipo de escenas de más acción que no termina de acoplarse por completo bien con el corte y estilo de la obra. Sin embargo no por ello sale mal parada, Himizu logra contrarrestar estos fallos con la suavidad con la que se desliza su narrativa. Se recurre a retrospecciones, pero sin abusar de ellas, ni interrumpir el ritmo de la obra. Pues cuando se emplean, se hace mayormente fundiendo con delicadeza la realidad y los sueños, la imaginación y los recuerdos, el pasado y el presente, que convergen en una magistral mezcla que casi se acerca al delirio y que nos permite adentrarnos aún más en las mentes y corazones de nuestros protagonistas.

Poco a poco, secretos se van desvelando. Obstáculos se van interponiendo. Sentimientos van floreciendo. Y las emociones están a flor de piel. El drama es conflicto. Y Hozumi dota a su obra de dramatismo e intimismo abordando temas personales como la pérdida, el amor, el anhelo, el dolor, la frustración y distintas formas de afrontarlos. Mostrando. Y sólo contando lo preciso. Finaliza el primer volumen con una revelación que nos abre la puerta al corazón de Theo y marca el advenimiento de una serie de emocionantes acontecimientos que desencadenarán un gran cambio en la relación de los dos hermanos.

"La verdad es que yo quería convertirme en un pintor."

De izquierda a derecha: Jarrón con claveles blancos y rojos, En la puerta de la eternidad, Cabeza de una mujer campesina vieja con gorra blanca, Dolor, Le Moulin de la Galette.
"En la vida, la felicidad está acompañada de la tristeza, ¿no? Para Vincent, el solo estar vivo es belleza."

Hozumi entrelaza con ingenio el testimonio histórico con la ficción para narrar su propia historia. Subvierte la personalidad del mítico pintor y lo convierte en un personaje incapaz de sentir emociones negativas para acabar retorciéndolo. Theo lo lleva al límite para que experimente el odio y así evolucione como artista. Se desvela la faceta retorcida de Theodorus, carcomida por la envidia y la frustración y enmascarada con un traje de etiqueta y una astuta sonrisa. Y mientras tanto continúa empujando con más ahínco el desarrollo de Vincent hasta que este finalmente estalla en un torrente de emociones que inunda las páginas. Esta situación limite culmina con un espectacular desarrollo y termina de forjar una relación mucho más especial, fortaleciendo el vínculo y suponiendo un nuevo comienzo, el renacimiento de los hermanos y, sobre todo, de Vincent, habiendo sido enfrentados los fantasma del pasado y dispuestos a confrontar las adversidades que puedan venir.

"Hasta ayer, yo estaba muerto. Llévame contigo, Theo, hacia ese cielo que estabas mirando en ese entonces."


Pequeños giros que nos erizan el vello y provocan que dé un vuelco nuestro corazón se van sucediendo a lo largo del segundo volumen que nos descubren las almas desnudas de nuestro dúo protagonista. Hasta que el penúltimo capítulo apuñala sutilmente por la espalda al lector cuando más confiado se siente. La muerte de Vincent a las puertas de las que iba a ser su primera exhibición. Como un golpe seco. Theo, atormentado, experimenta toda una amalgama de sentimientos amargos. Pero esto no hace más que hacerlo más determinado en su afán por descubrir al mundo el talento de su hermano. Era consciente de que la existencia de Vincent había sido demasiado simple como para quedar grabada en la memoria de la gente y asegurar la permanencia de su legado. La vida de un hombre que pintó tantos cuadros no debería ser mediocre.

Retorciendo la personalidad de Vincent, creando a un nuevo personaje. Sentimientos intensos se apoderan de él y siembran el temor en la gente: la locura de un artista. El artista de fuego. Abandonado, presa de la desesperación. Aprovechando elementos como el hecho de que nuestro personaje Vincent no tenía oreja izquierda, nació el mito de la oreja de van Gogh, un relato en el que, por supuesto, personajes como Paul Gauguin tienen su propio papel. Tejiendo así la leyenda que lo convirtió en el artista trágico que conocemos hoy, cayendo su querido hermano en el olvido. Finalmente todos los afluentes vierten sus aguas al mar. El engranaje comienza a funcionar a toda máquina. Todas las piezas encajan como un rompecabezas. Todo tiene un significado, un porqué, una razón para estar ahí. Pone broche de oro a este viaje en el tiempo con un final ingenioso y satisfactorio para la vida de una personalidad sin igual que siempre se mantuvo a la sombra de su hermano mayor Vincent, el cual dedicó su vida a crear arte por placer en el anonimato.

Campo de trigo con cuervos.

Puesto ya término a toda la intensidad que había dominado los últimos capítulos del manga, el epílogo de Sayonara, Sorcier cierra de forma muy bonita, aunque quizás algo fría en comparación a la fuerza con la que el manga es dirigido hasta el clímax, con verdades como puños que invitan al lector a la reflexión o, en su defecto, simplemente dan paso a la calma que sucede a la tormenta. No valoramos la labor de las personas que están detrás del artista que hace posible el éxito de su obra y mientras más morbosa es la vida personal de este, más nos hace interesarnos por su creación y, para que nos atraiga la historia de un artista, ésta debe ser desventurada, llena de pasión, de sufrimiento.

Con todo y con eso, el éxito de la obra pende de un hilo: el arte de la misma. Y es fascinante la capacidad de Hozumi para capturar la esencia del arte y los trabajos de Van Gogh, de plasmarlos en el papel en blanco y negro y de despertar la empatía y emocionar al receptor. Un trazo limpio, delicado, definido, sencillo y cargado de sentimientos, que retrata las vidas de los van Gogh de una forma impresionante y una expresividad conmovedora. Efectivamente, Sayonara, Sorcier es una obra que se disfruta mucho más teniéndola en físico entre tus manos, pero aún así, leyéndola tras una pantalla, no pierde su magia.


Rara es la ocasión en la que encontramos una obra que, sin ser excelente, es altamente recomendable para todos los públicos, y afortunadamente Sayonara, Sorcier es uno de esos pequeños tesoros que, como el genio de van Gogh, necesitan ser descubiertos por el mundo y ver la luz. Arte, historia y ficción se concilian en un emocionante manga que crea un puente entre dos mundos y llena de colores el lienzo, hasta entonces en blanco, de la vida de Theodorus y despierta el interés por él en el lector. Una apuesta diferente que proporciona una lectura, cuando menos, muy amena y curiosa contada de forma cautivadora de modo que cualquiera, ya busque entretenimiento, emoción o algo de calidad, pueda disfrutarla y cuya breve duración la hace fácilmente accesible.

Muchas gracias por leer. Todas las críticas son bienvenidas.

Este blog también puede ser leído aquí: http://aminoapps.com/page/anime-es/6511986/emociones-a-flor-del-papel-sayonara-sorcier

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